jueves, 30 de julio de 2015

"Aprendiendo a conducir" (Coixet, 2015)



Isabel Coixet se reinventa con esta comedia, aderezada con pequeños toques de drama familiar, en el que una afamada crítica literaria que intenta superar su divorcio, establece lazos de amistad con su profesor de autoescuela, un inmigrante indio con el que compartirás confidencias y confianza al volante. 
Si has tenido clases de conducir, seguramente entenderás la compleja relación de complicidad que se establece con el profesor que vela por tus locuras al volante. Se tratan temas personales, que ayudan al conductor a olvidar que está concentrado, que está nervioso, que está intentando conducir sin saber aún muy bien cómo. Eso es lo que narra Coixet en este film que contrapone dos mundos, el de Wendy (Patricia Clarkson), afamada escritora y de clase alta americana, y Darwan (Ben Kingsley), refugiado político indio que trabaja de sol a sol para poder tener un mínimo digno para vivir. 

Dos mundos, dos vidas, dos personas conectadas.

Quizá uno de los principales puntos fuertes del film es la manera de presentar los dos personajes protagonistas y la manera de cruzar sus destinos. Coixet abre con una alegre introspectiva de la crudeza de la vida de un inmigrante en Nueva York, y la necesidad de un pluriempleo para poder mantenerse en el humilde barrio de Queens, que, en su tránsito nocturno como taxista, se encontrará con Wendy en la huida de su marido. Ese momento casual pronto se convertirá en el principio de una entrañable relación entre los dos personajes, tan opuestos en sus momentos vitales como complementarios.

Brillante Patricia Clarkson

 Sin duda es Patricia Clarkson, encarnando el personaje de Wendy, la que lidera y mueve la historia. Bajo la dirección de una Isabel Coixet diferente, Patricia Clarkson nos traslada las reflexiones vitales sobre la vida de una mujer acomodada neoyorkina que intenta superar y entender su divorcio tras 21 años de matrimonio. 

La inmigración en Estados Unidos

Bajo apariencia cómica,  el film nos intenta desentrañar la dramática realidad de los inmigrantes en Estados Unidos. Darwan es un refugiado político que se ha integrado en la sociedad americana, que domina el idioma, que trabaja para poder pagar sus impuestos y mantener a su familia, su casa, en la que viven otros tantos inmigrantes clandestinos, siempre preocupados por el asalto policial.
Aunque también expone esa otra realidad, la del curry y los orígenes, la de los matrimonios concertados, los supermercados étnicos y los turbantes. Porque aunque Darwan es ciudadano americano de pleno derecho, mantiene sus raíces con ese miedo a lo patrio, a la represión política, a la nada.  

La meticulosa puesta en escena. El toque Coixet

Si bien el tono del film se aleja de lo que nos tiene acostumbrados la directora española, la meticulosa puesta en escena, los planos limpios dramáticos, las introspectivas de recuerdos e imaginación que se funden con la realidad con nostalgia, constituyen una parte más de las señas de identidad con las quela directora impregna esta comedia entrañable y sencilla.

¡Aún no se levanten! Los créditos

Uno de los detalles más llamativos del film es su cierre de créditos. Y no es baladí el uso del viaje por las carreteras americanas como fondo de los créditos. Es un cierre muy metafórico, un cierre que nos cuenta que Wendy lo consiguió, consiguió sacarse el carnet de conducir gracias a la inestimable ayuda de Darwan, pero también es una metáfora clásica, la del personaje: aprender a conducir a los cincuentaytantos forma parte de esa nueva vida que debe afrontar Wendy, ese viaje único y personal, interminable. 

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