viernes, 29 de mayo de 2015

Algo falla en nuestra industria del cine...

Lo confirmaban los desalentadores datos de la última 'Fiesta del Cine' (mayo 2015): algo no está haciendo bien la industria del cine en España cuando ha perdido el 27% de espectadores respecto al año anterior
Por sexto año consecutivo se celebra (porque, en efecto, es una celebración) este evento nacional. Frente a los extraordinarios resultados de 2014, este 2015 consiguió atraer a las salas a tan solo 1,6 millones de espectadores de toda la geografía de nuestro país. Es la primera vez que se produce un descenso tan acusado en este evento, e impacta con la percepción de que el año pasado, sólo los Ocho Apellidos Vascos ya superaron en número de espectadores de este año

Hay varios factores a los que se les ha acusado de este descenso: la llegada de una primavera tardía, que invitaba más a pasar la tarde en una terraza que encerrado en una sala de cine o el fútbol, con uno de los partidos más atractivos del año. 
 Y algunas reflexiones más. 
Ante las inmensas colas de años anteriores, muchos cines abrieron la opción de comprar las entradas online, agilizando el proceso de compra. Aún así, muchos cines decidieron no tomar esta opción (por ejemplo los Cines Renoir). ¿Ha sido este un factor disuasorio también? Poner facilidades ayuda a 'empujar' al espectador a las salas.  
Un segundo factor determinante asociado al anterior es la proliferación de la iniciativa 'Los Miércoles al Cine', a precios que casi se asoman a los precios de la Fiesta del Cine. Ya no había tanta ansiedad por devorar películas, porque el hito del cine barato que representaba la Fiesta del Cine ya no es el único. 
Un tercer factor, y quizás de los más importantes para comprender nuestra industria es la elección que los espectadores hicieron de las películas. Según datos de Rentrak, la más taquillera ha sido 'Vengadores: La era de Ultrón', con 448.000 espectadores, seguida de 'El viaje más largo' (147.000), 'Suite francesa' (104.000), 'El maestro del agua' (98.000) y 'El gurú de las bodas' (72.000). Tres películas españolas se suman en el top10: 'A cambio de nada', de Daniel Guzmán, que se estrenaba tras cosechar un rotundo éxito en el Festival de Málaga, 'Perdiendo el norte' y la cinta de terror 'Sweet Home'. 
Ante este panorama reitero una teoría que creo que es crucial en nuestro país, y se trata de una educación o alfabetización en audiovisual. Las películas que el espectador elige son la consecuencia de muchos factores, entre ellos el marketing cinematográfico, como principal factor, la publicidad o la información a través de los medios de comunicación.
Los títulos demuestran que existe una falta de educación audiovisual y de percepción del cine. Muchos españoles prefirieron ver el fútbol que ir al cine, y los que decidieron ir al cine eligieron el cine americano comercial antes que películas europeas, de mayor calidad e intelectualmente más complejas. Creo que este punto es fundamental a la hora de entender a nuestro público. No hemos educado a las generaciones para entender y disfrutar el cine europeo, el cine de autor, el cine reflexivo. Les hemos adoctrinado para consumir un 'producto audiovisual masivo'.
Desde el ICAA desde hace varios años ya se promueven proyectos de alfabetización audiovisual en distintas instituciones y en distintas edades escolares, y ejemplo de este impulso es la convocatoria de los Premios de Alfabetización Audiovisual, orientados a acercar a los alumnos la cinematografía y el audiovisual.

Otro impulso fundamental y necesariamente urgente es la proliferación de un marketing cinematográfico que conecte con el espectador y que conecte con nuestro cine. No es un trabajo sencillo, que requiere trabajar la percepción y la imagen del cine español como producto. Se trata de un posicionamiento de marca que conecte con los españoles y cree una cultura arraigada, se trata de que se ame y se mime al "producto", sin duda toda una reingeniería de comunicación & marketing que nos permita llegar a los "espectadores perdidos".

jueves, 21 de mayo de 2015

La familia Bélier (Lartigau, 2014)


Lo que me encanta del cine francés contemporáneo es su capacidad de hacer introspección en los temas sociales y darles la suficiente relevancia como para mostrarlos en la gran pantalla.

La familia Bélier trata un drama social familiar, el de una familia rural sordomuda, salvo su hija adolescente, Paula, que es la principal interlocutora con el mundo. El relato, aderezado con muchos toques de comedia que permiten ese alivio de la realidad, narra esas pequeñas vidas de los habitantes de los acogedores pueblos de la campiña francesa, esos lugares alejados de cualquier lugar y de todo, rodeados de campo y de animales de granja.

En en contexto de esta vida tranquila y esta cotidianeidad, el profesor de canto del instituto de Paula descubre el asombroso talento de la joven para convertirse en artista. El film se intensifica al centrarse en ella, en los cambios de la adolescencia, en la lucha por un sueño, en el drama de la abandono de su entorno, de su familia. 

Sin duda, la elección del cast es un punto inmejorable del film. Louane Emera (Paula Bélier) deja atonito al espectador con su voz desgarradora.

sábado, 16 de mayo de 2015

El capital humano (Il capitale umano, Virzi, 2014)


Sinopsis- Un asesinato pone entre las cuerdas a una de las familias de negocios más reconocidas de Italia y a la familia de la pareja del hijo adolescente. Un crimen casual, el atropello de un ciclista, que nos permitirá adentrarnos en la vida de un alto ejecutivo financiero y un agente inmobiliario con ínfulas de capital.

El cine italiano contemporáneo viene pisando fuerte en los últimos años. Films como La mejor oferta (Tornatore, 2013), Viva la libertad (Andò, 2013) o La gran belleza (Sorrentino, 2013) son el ejemplo de un cine europeo que llega pisando fuerte. Un cine marcado por la crítica social, por el derroche de una Italia pre-crisis económica, de personas humanas y grandes locuras, un cine que es el estado de ánimo de una nación.

Paolo Virzi nos acerca a un mundo de las clases altas italianas a través de un retrato social desgarrador de vidas desestructuradas, de familias que agonizan por encontrarse entre el lujo y la desolación.
Todo el film se estructura en torno a un asesinato, desafortunado y casual, de un ciclista, en la carretera que lleva a la espectacular mansión de la familia Bernaschi en lo alto de una colina. El film abre con el suspense generado por una cámara que sigue desde la nuca al ciclista, respirando su aliento mientras atraviesa caminos y carreteras inhóspitos en mitad de la noche. Se palpa el suspense y el espectador intuye el golpe en la oscuridad. 

Capítulo I

En cuanto se produce el accidente, el film se desarrolla en tres (peculiares) actos: narrando la misma historia desde tres puntos de vista diferentes. La narración deconstruida guía al espectador a descubrir los mundos personales de tres de los personajes que están vinculados al crimen. Historias desgarradoras. Dino Ossola, un agente inmobiliario con deseos de grandeza que roza la ridiculez a ojos de la familia Bernaschi, para la que sólo es el payaso del padre de la novia de su hijo, Serena; Carla, la infeliz mujer del multimillonario financiero Massimiliano Bernaschi; y Serena Ossola, el personaje más realista y desgarrador del film, vinculada a la familia Bernaschi por ser la novia de su hijo.

La genial adaptación de Virzi de la estructura clásica de los tres actos posee una vital fuerza narrativa que permite la historia dentro de la historia, la introspección de los personajes, la ruptura narrativa y la sorpresa; todo en un film que se desarrolla dinámico y lento, entre el silencio aterrador de la mansión Bernaschi en lo alto de una colina y el ajetreo de las vidas banales, vacías, rotas, que la albergan

martes, 12 de mayo de 2015

A cambio de nada (Guzmán, 2015)


Daniel Guzmán nos presenta su ópera prima en un relato sobre la generación ni-ni de los años 90 que conjuga drama y comedia de la mano de unos personajes muy característicos, que nos trasladan a la realidad de la España de los sueños perdidos.

Galardonada con la Biznaga de Oro en el reciente Festival de Cine de Málaga, llega esta primera película Daniel Guzmán, que alcanzó la fama como actor con su papel de Roberto, un arquitecto infantil y frustrado, en la popular serie española Aquí no hay quien viva.

 La historia, que Guzmán define como autobiográfica, narra la conflictiva adolescencia de un chico que afronta con dificultad el divorcio de sus padres. Darío, de dieciséis años, pertenece a esa generación ni-ni de los años 90, durante los años de crecimiento económico del ladrillo en España, una época en la que dejar el instituto y ponerse a trabajar de mecánico era una opción factible y el sueño de cualquier adolescente rebelde. Y es que, en efecto, Guzmán sabe relatar con agudeza la vida de este (y tantos otros) adolescentes de barrio, el conflicto y la lucha, el desapego de los padres, las ganas de tener dinero propio a costa de cualquier cosa, el descubrimiento del sexo.

Una de las principales fortalezas del film es su capacidad de conjugar con mimo la comedia y el drama en esta cinta. Si bien la historia que narra es un drama en sí misma, la manera en la que la presenta es una ruptura genial con el género, arrancando carcajadas inverosímiles en la sala de cine. Los toques de humor, simples, que bien recuerdan al personaje de Roberto en Aquí no hay quien viva, acercan al espectador a la realidad desoladora de Darío con momentos de relief del drama que hacen olvidar la triste cotidianeidad de esa clase social trabajadora, con y sin aspiraciones capitalistas.

Otra fortaleza de A cambio de nada es su cast. Salvo la colaboración de Luis Tosar, el resto de personajes son actores no profesionales que interpretan con autenticidad el Madrid castizo y perdido: Miguel Herrán, el protagonista, cautiva al espectador desde que la cámara lo retrata por primera vez; mientras que la entrañable abuelita "buscagangas" para su pequeño local en el rastro, es la propia abuela de Guzmán.
Madrid omnipresente. A cambio de nada es un relato de la vida humilde en Madrid, de las manos sucias de hollín del mecánico que se viste de camisa para salir a las lujosas discotecas del centro. Es un paseo por la emblemática Gran Vía, y a la vez es todos esos barrios desconocidos, esos habitantes alejados del glamour que habitan el mismo cielo.

domingo, 10 de mayo de 2015

Sexo fácil, películas tristes (Flah, 2015)



Este film es el resultado de los frutos del programa Ibermedia, que promueve la coproducción entre países de habla hispana. Esta película hispanoargentina nos presenta una reflexión sobre la comedia romántica, sobre el amor, sobre la vida.

Una historia dentro de otra historia. Un guionista argentino, Pablo (Ernesto Alterio), recibe el encargo de escribir un guión de comedia romántica que se rodará en España, en un momento de plena crisis de pareja. 
El film inserta un relato dentro del otro y las historias se suceden paralelas, que es la principal fortaleza de esta película. Por un lado, la vida real, las complicaciones del amor, de las parejas, de personas que cambian y evolucionan con el tiempo: la historia del guionista, en Argentina. Por otro, la idealización del amor, que es la esencia misma de la comedia romántica. Marina (interpretada por Marta Etura) y Víctor (Quim Gutiérrez) interpretan a esa joven pareja enamorada, con sus dificultades y discusiones, pero que está destinada a estar junta. 

Todo el film está plagado de guiños a la propia industria del cine. En un pitching inicial, Pablo nos adelanta la sinopsis del guión en el que está trabajando, mezclando en la coctelera todos los elementos que son necesarios para el género de la comedia romántica.

Las dos historias mantienen la estructura clásica de los tres actos, el espectador se inquieta, introducción, nudo y desenlace, ¿finales felices?
Además, por exigencias de la productora, también nos explica por qué las localizaciones del film se incluye tal y como la vemos, o las dificultades económicas que atraviesa la industria del cine en los países hispanos, que acaba rindiéndose al capital.

Madrid. Una comedia 'indie' que pretende alejarse de lo mainstream y que hace un recorrido por el Madrid de Malasaña, por las librerías hipster, por calles y lugares que resultan conocidos sin caer en la obviedad de los grandes lugares emblemáticos.

En tonos pastel. La estética con la que se define la historia que nos narra, desde su amargura, Pablo, nos traslada desde un gris Buenos Aires a un Madrid en tonos azul y pastel. Y es que toda la parte de la película que se desarrolla en Madrid adquiere esa tonalidad de ensueño, de saturación de colores, vida dulce.
El cast. A nadie dejará indiferente la pasión de un Quim Gutiérrez loco de amor y a la vez tan realista, la dulce Marina, encarnada por Marta Etura, y su vida en común. El espectador vivirá las frustraciones y desengaños (en la vida y en el amor) del personaje de Ernesto Alterio, Pablo, el guionista argentino que oscila entre la ingenuidad y la madurez intelectual.

Sin duda una película diferente, una apuesta fuerte del cine español y argentino por una comedia amable, sencilla, y en la que el espectador saldrá con una dulce amargura de emociones. 

viernes, 1 de mayo de 2015

¿El regreso del cine musical?

En los últimos años hemos presenciado el regreso del cine musical a nuestras pantallas. El cine español se arriesgó en 2002 con la mítica El otro lado de la cama (Martínez Lázaro, 2002), una comedia musical que reunía a algunos de los grandes actores españoles (Ernesto Alterio, Paz Vega, Alberto San Juan, Natalia Verbeke). 
La comedia romántica se endulzó de nuevo con una banda sonora conocida, Mamma mia (Lloyd, 2008), recordaba las mejores canciones del grupo ABBA acompañando a un guión de amores y desamores clásico de la comedia romántica a ritmo de melodías que los espectadores podían tararear.
Les miserables (Hooper, 2012) fue la adaptación de un musical que más galardones logró (3 Oscar: Mejor Actriz de Reparto para Anne Hathaway, Mejor Vestuario y Mejor Sonido), reivindicando que la readaptación del género había venido para quedarse. 
De nuevo, este 2015 llega a nuestras pantallas una nueva apuesta de musical que nos llega de Reino Unido, en la línea de Mamma Mia, con la hibridación de la comedia romántica y el musical.
Todas las canciones que se hicieron populares en los años 80 llegan a las pantallas en una comedia de enredos coreografiada: Walking on sunshine (Giwa&Pasquini, 2015), de la mano de la popular cantante británica Leona Lewis.




Enérgica y "rosa" en su estética, recuerda a su predecesora, Mamma Mia. Una comedia que pretende endulzar la llegada de la primavera y llevar al espectador a soñar con lugares paradisíacos y amores imposibles, acompañada de unas coreografías de estética Disney. Entretenimiento ligero que nos hace anhelar el regreso de clásicos como El mago de Oz, Mary Poppins o Sonrisas y lágrimas.