domingo, 28 de diciembre de 2014

2014, ¿de verdad ha sido el año del cine en España?

 

Grandes cifras en las taquillas españolas

Dicen los grandes grupos mediáticos que el 2014 ha sido, indudablemente, el año del cine español. con 20,8 millones de espectadores que han visitado las salas de cine este 2014 y 123 millones de euros que se han recaudado en las taquillas según datos de Rentrak. 

  • La gran recaudación y gran asistencia a las salas de cine tiene una inequívoca causa, y ésta es la Fiesta del Cine. Las películas más vistas de este año (Ocho apellidos vascos, El Niño, La isla mínima, Torrente 5) coinciden con estos dos periodos en los que el precio de la entrada estaba a un precio mucho inferior al normal de las salas de cine. 
Durante los tres días de la última fiesta del cine (27, 28 y 29 de octubre de 2014), 2.200.000 espectadores pudieron disfrutar de un cine a precios asequibles según datos de la Federación de Empresarios del Cine en España (FECE). Si hacemos el ratio, ese ha sido uno de los principales impulsos de la taquilla este 2014.

  • Otra iniciativa para no perder a los espectadores de las salas: Los miércoles al cine

Por precios que oscilan entre 3,90€ y 4,50€ se iniciaba en enero esta propuesta para recuperar todos aquellos espectadores que se perdieron en 2013, uno de los peores años de taquilla en España tras la histórica subida del IVA cultural al 21% en septiembre 2013. 

Estas dos iniciativas ponen de manifiesto un punto muy relevante: la elasticidad precio de la demanda de entradas de cine, es decir, cómo se comporta el espectador (en este caso, "consumidor de productos cinematográficos") ante una bajada del precio de la entrada, es muy elevada. ¿Qué significa ésto? Que una bajada en el precio de la entrada de cine supone un cambio determinante en el número de personas que asisten a las salas de cine

Estos datos, en cambio, reflejan una realidad muy compleja, que requiere que las salas de cine busquen ese precio en el que se encuentra el equilibrio: salas llenas sin que los cines pierdan dinero: ¿cuál es ese precio?

2014, producto audiovisual de calidad

Títulos como La isla mínima (Rodríguez, 2014), El Niño (Monzón, 2014) o Magical girl (Vermut, 2014) han demostrado, no sólo la buena salud de la que goza el cine español, sino también una capacidad casi inédita (a excepción de casos anteriores como Lo imposible o El orfanato de Bayona, Los otros o Mar adentro de Amenábar) de dialogar con el público. No sólo son películas que muestran la gran calidad de nuestro sector audiovisual, sino que también configuran, por primera vez en la historia de nuestro cine, un 'producto', gracias a que los espectadores eligen las películas españolas por encima de otras producciones. Algo ha cambiado cuando la elección de los espectadores apuesta por el cine nacional y ésto sin duda es el dato más positivo de este 2014. 

Sin embargo, todas estas producciones, han nacido bajo el amparo de una política cinematográfica- audiovisual muy diferente a la actual. Este cine tan valorado por el público se gestó en un momento económico diferente al actual, y con unas políticas estatales diferentes y más amables de cara a favorecer la producción de películas.  ¿Se podrían plantear grandes producciones como El Niño o Lo imposible en 2014, con una limitación de créditos financieros, con ayudas escrupulosamente medidas por parte del ICO y con un gobierno que no apoya la producción audiovisual? PROBABLEMENTE NO. 

Este cine que nos ha movido a las taquillas en 2014 no ha sido ni remotamente consecuencia de ninguna acción política del gobierno del PP que ahora presume de buenas cifras: ha sido el resultado de grandes esfuerzos de los profesionales del cine en todas sus ramas (producción, distribución, exhibición, asociaciones de profesionales audiovisuales, etc). 

Después del espejismo...

Más allá de los datos de taquilla, la industria del cine en España no tiene muchos motivos para celebrar. El cine se enfrenta al IVA cultural más alto de la zona euro, lo cual, unido a las nuevas formas de consumir audiovisual en España (tanto de manera legal como ilegal), supone un panorama muy complicado. 
Fuente: FAPAE

Desde FAPAE recuerdan que la subida del IVA cultural surgió con la promesa de una bajada, tan pronto como fuera posible, de nuevo al 8% (tipo impositivo reducido). Una bajada de nuevo al IVA reducido supondría un beneficio para el público (recordemos que el cine también es considerado patrimonio cultural de todos los españoles)  y el sector podría intentar mantenerse a flote. 

2014 también ha sido el año de la dimisión de Susana de la Sierra, directora del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales por su desacuerdo con las políticas estranguladoras al cine en España. 

Además, ha bajado el presupuesto medio para hacer cine en España. Ello no significa que el cine español haya disminuido su calidad, y como ejemplo de low cost cine tenemos 10.000km o Hermosa juventud, películas financiadas con crowdfunding o el nuevo modelo audiovisual que propone Paco León con la 'saga Carmina', sino que es más difícil hacer cine. El cine no se entiende si no es como una industria. En España hay otras muchas industrias, como la eléctrica, por ejemplo, que sí reciben todas las ayuda del Estado. ¿Por qué el cine no?

En este entorno hostil han entrado en juego las televisiones, los grandes grupos mediáticos, por la obligación legal de 'donar' dinero a la producción de cine nacional.
Se han convertido en un actor fundamental a la hora de financiar proyectos, pero esto también supone una pérdida de control por parte de los creadores cinematográficos de la autoría de su película, condicionada por estos mecenas.

Una ley de mecenazgo que no termina de llegar. ¿El modelo francés o el modelo americano? ¿Un cine exclusivamente estatal? Otra de las vías que no acaba de abrirse es la posibilidad de una Ley de Mecenazgo, en la que la cultura pudiera acceder a fondos de capital privados para poder financiarse sin depender exclusivamente del Estado español y sus vaivenes políticos. Esta fórmula mixta sería un impulso "capital" a la producción de cine en nuestro país y quizá acabaría con ese cliché "rodar en España ¿misión imposible?".

Por tanto, la situación del tejido industrial del cine en nuestro país es mucho más compleja como para sacar titulares que cantan victoria. Cifras que no muestran el esfuerzo inmenso que está haciendo una industria, poderosa en talento y profesionales, contra viento y marea. 

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