lunes, 24 de noviembre de 2014

Gran Vía madrileña: viejas salas de cine, nuevos usos comerciales, nostalgias perdidas

Es noviembre y la noche ya se cierne sobre la Gran Vía madrileña a las seis cuarenta y cuatro de la tarde. Empiezan a colgar las luces navideñas, esas que acompañarán a las farolas que alumbran una de las principales arterias de Madrid.
Un Madrid que cada vez se parece menos al esplendor que una vez tuvo. Un Madrid que ahora se reconoce entre viejas calles ahora comerciales. Un Madrid de compras y prisas. Un Madrid asfixiado por marcas infinitas que atosigan con su publicidad y que ha ido perdiendo parte de su patrimonio histórico: sus salas de cine, que han pasado a alojar nuevos espacios comerciales.  
 
Para entender a qué se refieren basta con recorrer la Gran Vía: de sus 198 locales comerciales, 25 están cerrados en este momento (el 12%).

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1826944/0/gran-via-madrid/locales-cerrados/franquicias-comercio/#xtor=AD-15&xts=467263
Cines Luna: ahora nuevo concepto de gimnasio
Fue en 2005 cuando los Cines Luna (Calle de la Luna, Malasaña, Madrid) finalizaron su proyección de películas, cerraron sus puertas y pasaron a convertirse en un local fantasma. 
Los cines, de espíritu malasañero y que exhibían films independientes en VOS, tuvieron una segunda oportunidad de reabrir sus puertas de la mano del proyecto Cineshock en febrero de 2010, un ciclo de cine de terror de serie B gratuito organizado por un grupo de jóvenes que confiaban en reavivar el espíritu cinéfilo en la capital madrileña.
Todo fue inútil. Con el proyecto de comerciantes de la zona TriBall, los emblemáticos Cines Luna pasaron a reconvertirse en Gymage, un gimnasio de lujo bajo la denominación 'social fitness', en un emplazamiento tan céntrico como envidiable. 

Antiguos Cines en la Gran Vía: bajo el eclipse de las grandes firmas de moda
El cine Avenida (Gran Vía, 37), fundado en 1926, fue un ejercicio arquitectónico de José Miguel de la Cuadra-Salcedo que en los años 40 alcanzó su máximo esplendor como representante del Art Deco en plena capital madrileña. Un centro de exhibición de películas de distinguido diseño arquitectónico y en un emplazamiento de lujo en plena capital. En 2007, el cine Avenida echó el cierre de manera definitiva. En 2009, la cadena de ropa internacional H&M abrió su tienda número 106 sobre la lápida de las artes, arquitectura y cine.
Misma suerte que corrieron años antes los antiguos cines Madrid- París, que sucumbieron ante el imperio Amancio Ortega en la calle Gran Vía 34.

Según la Academia de Artes Cinematográficas Española, sólo tres cines conservan hoy su uso original: Cines Capitol, el Palacio de la Prensa y los Cines Callao, los dos últimos gracias a la reconceptualización del cine bajo la iniciativa Callao City Lights.

¿Qué está ocurriendo en Madrid?

  • La principal explicación es simple: números. En términos de coste y beneficio, las salas de cine en espacios céntricos son incapaces de competir con otros usos comerciales como pueden ser las grandes cadenas de restauración o las tiendas de ropa.

El precio del alquiler de locales comerciales en la Gran Vía madrileña asciende a 2.640€/ m2 según datos de un estudio de la patronal del sector textil Acotex.  Precios que sólo pueden permitirse empresas con una alta rentabilidad anual, que no viene siendo el caso de las exhibidoras de cine.

  • La zona de la Gran Vía es una de las principales áreas turísticas y en las que prima el aspecto más comercial. Y es cierto que los turistas no acuden al cine y sí exprimen la oferta de tiendas española.
  • La publicidad. Los (supervivientes) cines de la Gran Vía coexisten con otros espacios culturales como son los teatros, pero éstos, como bien refleja el caso del musical El Rey León  o del recién estrenado 40 Café, gozan de unos niveles de publicidad que jamás podría permitirse un cine en las circunstancias actuales. 
  • Los cambios demográficos. Periferias vs. centros. Desde los años 90, las ciudades se han extendido hacia nuevas áreas en la periferia de las ciudades. Áreas que pronto encontraron en los centros comerciales el lugar para satisfacer sus necesidades y en las que no falta una sala de cine

Nostalgias perdidas 

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