martes, 21 de octubre de 2014

La reescritura de la Historia. Quentin Tarantino: Malditos Bastardos (2009) y Django desencadenado (2012).

"The one duty we owe to history is to rewrite it" Oscar Wilde

Quentin Tarantino es un producto de la postmodernidad. Su cine, violento, evocador, provocativo, y que desafía los corsés del establishment, ahora hace un nuevo viraje en su cine hacia lo que se conoce como la "reescritura de la historia", un concepto cultural postmoderno.
Tanto Malditos Bastardos (2009) como Django desencadenado (2012) se encuadran dentro esta corriente cultural que propone cuestionar el estatus de los hechos históricos y desconfiar de la HISTORIA (en mayúsculas), que aparenta ser neutra y objetiva, y reconceptualizarla.

Tanto la historia como la ficción son la construcción de un discurso. Y Tarantino busca escribir el suyo revisitando dos de los hechos históricos que más han marcado nuestra sociedad contemporánea: el holocauto nazi de la Alemania hitleriana y la liberación de los afroamericanos esclavos en las plantaciones de EEUU.

Malditos Bastardos se define como “la película de guerra de Tarantino”. Tomando como referencia “Aquel maldito tren blindado (Inglorious Bastards)” (1978) de Enzo G. Castellari, nos presenta un film que refleja el espíritu postmoderno del pastiche: un conglomerado de subgéneros que configuran la ambiciosa intención del cineasta de reescribir la Historia. Nos encontramos con el cine bélico, de acción, un film de estética francesa y un “spagueti- western”  mezclados en una coctelera de la que surgirá un elixir explosivo ante los ojos del espectador que, desde su butaca, espera ansioso que acabe la melodía “gloriosa” que acompaña los créditos iniciales. A todo ello, se añade una estructura aún más postmoderna si cabe: el de la novela en capítulos, cada uno con un elemento característico. La narración fragmentada y en la que confluyen historias paralelas es, a su vez, una metáfora de los diferentes prismas con los que vemos nuestra realidad. Además, Tarantino hace un ejercicio de "des-mitificación" de la figura del Führer, ridiculizando su personaje en un film de estética extremadamente cuidada.


En Django desencadenado da una voz propia a "los otros", los esclavos negros, y el espectador adopta el punto de vista de Django, contestatario esclavo de las plantaciones que lucha por alcanzar su libertad en el entorno. El film es una denuncia de cómo la historia se narra desde las relaciones de poder, y cómo las voces quedan silenciadas y relegadas al olvido. Django se convierte en un "esclavo libre" pero debe luchar frente a los prejuicios de una sociedad que discrimina y desprecia, que deshumaniza y denigra a los hombres de color. Pero el personaje que presenta Tarantino no es ni mucho menos sumiso. Django desafía a la opresión que le ofrece el hombre blanco y reescribe su propia historia venciendo las reglas establecidas y superando los obstáculos de la violencia.

"The postmodern reply consists of recognizing the past, since it cannot really be destroyed, because its deconstruction leads to silence, must be revisited, but with irony, not innocently" 
Umberto Eco.

Y es así como Tarantino rompe el silencio, con ironía y humor:



Tarantino, en su reciente "historia fílmica", pone de manifiesto nuestra manera de pensar la historia, y nos invita a revisitarla de manera crítica, reconceptualizándola, y cuestionando cómo conocemos y cómo entendemos la historia

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