jueves, 10 de diciembre de 2015

Una pastelería en Tokio (Kawase, 2015)


"Los cerezos en flor nos recuerdan a la muerte. No conozco ningún otro árbol cuya floración sea tan espectacular, pero lo curioso es que sus pétalos se desprenden muy repentinamente. Puede que por esa razón la floración de los cerezos me resulta tan fascinante. Es posible que sea el reflejo de nuestra propia vida." Naomi Kawase.

Este film japonés, de naturaleza intimista y ritmo lento, narra esas pequeñas historias humanas en las que los seres humanos afrontamos dificultades y luchamos por solventarlas. 
Con los cerezos como leit motiv, metáfora del propio fluir de la vida, del tiempo detenido, y con la naturaleza como refugio ante la adversidad, la directora japonesa Naomi Kawase narra una historia que trasciende la pequeña cocina y el pequeño local de dorayakis (pequeños pasteles japoneses que requieren arte y destreza en la cocina): la de tres generaciones que se encuentran, que se desnudan para mostrarse tal como son, afrontando las adversidades que a cada personaje les ha tocado vivir

La directora sin duda sabe crear ese entorno íntimo con el que acerca y trasciende las almas de sus personajes. Sus planos cortos, casi invasivos, los juegos de luz y sombras que los acompañan en los distintos momentos, la relación que se construye entre los tres protagonistas y que se vislumbra, igual que se van vislumbrando los secretos que esconden cada uno de ellos.

El film es un recorrido por lo efímero de la felicidad. Es una apuesta por el valor de las personas, por su capacidad para afrontar etapas, situaciones, y caídas de las hojas de los cerezos en flor. 

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