lunes, 16 de marzo de 2015

Ida (Pawlikowski, 2014)


Sinopsis- Polonia, 1962. Anna (Ágata Trzebuchowska) es una novicia huérfana que va a hacerse monja. Antes de que esto ocurra, descubrirá que tiene una pariente viva, su tía Wanda (Ágata Kulesza), a la que visitará y le descubrirá su historia familiar judía y le desvelará mucho más que sus raíces. 



Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa (2015)

Galardonada con el Premio a la Mejor Película Europea (2014)





Si hay algo que caracteriza a Ida, es la gran apuesta por la vuelta a las raíces del cine europeo. Un film en el que el cine se convierte en arte en su estado más puro, en el que las imágenes son algo más que una estrategia narrativa, y la fotografía cobra protagonismo por sí misma. 

Ida es una apuesta en blanco y negro para una Polonia gris de la posguerra, en la que la cámara es fiel voyeur de la llegada de un progresismo tardío. En busca de sus raíces, la joven novicia descubrirá algo más que religión e identidad, creencia o progreso, se embaucará en la Historia misma del Holocausto nazi.Un film, sin duda, de reflexión sobre la historia reciente de la 'Vieja Europa' y sus heridas. 

Cada plano está meticulosamente medido para presentar a los dos personajes, Ida, y la tía Wanda, dos mujeres que viven una época convulsa desde dos puntos de vista radicalmente opuestos: el blanco (la pureza, la castidad, la religión) que acompaña a Ida, se contrapone al negro, que acompaña a la tía Wanda, una juez "roja", que fuma y conduce un automóvil, que es una mujer independiente y que ha tomado el control de su propia vida. Ambas mujeres son oprimidas en una imagen que siempre deja "aire" por encima de sus cabezas, poniendo de manifiesto que ninguna de las dos tiene control legítimo, socialmente, sobre sus decisiones. 



Otro de los elementos que caracterizan la producción, es la utilización del sonido como elemento narrativo predominante. Silencios que crean más tensión narrativa que las propias palabras. El polaco, que rompe el silencio con fuerza. La música, el jazz que llega a la Polonia más rural y atrasada y trae con cada uno de sus acordes el aperturismo y la cultura. 

Ida es un caramelo para los amantes del cine-arte, del cine europeo y que hará reflexionar sobre la propia historia de la Europa del Este con nostalgia, ternura y frialdad. 


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