jueves, 10 de septiembre de 2015

Un día perfecto (León de Aranoa, 2015)

Después de Los lunes al sol (2002) y Princesas (2005), el director madrileño nos trae un film híbrido: la historia es un drama social sobre la crisis de refugiados en los Balcanes en los años 90 tras la guerra, mientras que el tono es cómico, se ríe de la cooperación internacional y hace una profunda crítica a la inutilidad de las instituciones internacionales y su papel en los conflictos. 

León de Aranoa nos trae el relato desgarrador de la post-guerra en Bosnia vista a través de los ojos de unos cooperantes occidentales. Basada en la novela de Paula Farias, Dejarse Llover, el film nos lleva en un recorrido por las heridas de una guerra que, pese a haberse sentenciado, parece no terminar nunca. En ese clima de letargo, de miedo a posibles minas, de desconfianza y hostilidad entre los pueblos que matan a sus vecinos, los autóctonos (una extraordinaria selección de personajes que generan suficiente desconfianza con una mirada a cámara) tratan de sobrevivir, y los cooperantes de hacer un (a veces absurdo) trabajo sobre el terreno, como se refleja la gran metáfora que es la anécdota del pozo, que marca la acción del film.

Humor, violencia, caos, silencio

El film tiene reminiscencias del western clásico, mientras que juega con el tiempo dilatado y el miedo que acecha en cielo abierto: miedo al fin que no es el fin, a la violencia incesante, a las represalias, a vecinos que se matan, a las minas en medio de caminos de tierra que recorren lugares de ninguna parte. Lo humano y lo dramático se mezclan con toques de humor, en los que es pieza clave los papeles de Mambrú (Benicio del Toro), el cooperante experimentado B (Tom Robbins) y un intérprete que trata de darle un toque de alegría a la amarga miseria.
Los diálogos exitosamente elaborados en inglés- recordemos que es la primera cinta de habla no española para León de Aranoa- son una bocanada de aire ante un cielo que parece estar viniéndose abajo

Los personajes

 

Benicio del Toro es, quizás, el actor más carismático del reparto. Su mirada entrecerrada son los ojos del espectador ante la miseria, y ante el irreal punto de vista que viven los cooperantes internacionales que son "arrojados" al mundo en crisis y a la vez maniatados por unas instituciones que no entienden  la necesidad de romper con la burocracia para mancharse las manos de ayuda. El personaje, entre embrutecido, déspota y vanidoso, se completa con una vida personal impuesta: una mujer que espera su regreso y una cierta estabilidad, una amante que se empeña en recordarle que es un infiel casanova.
De igual forma el rol que juega Tom Robbins, B, es otro personaje que deja más entrever de lo que cuenta. Un leit motiv rockero acompaña sus apariciones y guía sus rebeldes intervenciones. Un outcast, lobo solitario enganchado a las misiones tenebrosas con las que llena su vida.

Sin duda el film es una aproximaxión realista y diferente de un conflicto bélico, que permite hacer una cruda introspección de la realidad dándole momentos de relief al espectador. Un drama más latente que visible, que se palpa, se intuye. Un cielo eternamente gris. Un camino de tierra. Un todoterreno que se dirige a algún lugar en medio de ninguna parte.

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