viernes, 18 de diciembre de 2015

Marte (Ridley Scott, 2015)



Quizás lo que más llamativo es siempre de la filmografía de Ridley Scott es su inmensa capacidad para reconstruir escenarios. Lo hizo trasladándonos desde Gladiator (2000),  a Éxodus (2014), pasando por El Reino de los Cielos (2005) o Prometheus (2012). Osadía y grandeza se unen para representar la superficie marciana en su Marte, con una reconstrucción del planeta rojo que deja sin palabras.
El desierto y la soledad, una superficie desconocida, el sueño americano de conquistar el espacio, toda la historia cobra su verdadera fuerza en las imágenes. La elección de la paleta de colores es un ejercicio sublime de la dirección artística. Los tonos mezclan los rojizos y anaranjados, los colores tierra, la luz intensa amarilla que se cuela entre el desierto.  




Por lo demás, el film llega tarde. Llega tarde porque llega después de un Christopher Nolan (Interstellar) que zarandea al espectador en su particular "carrera espacial", y sin embargo, Ridley Scott siempre logra distinguirse por aportar algo más. El ingenio narrativo a la hora de presentar la supervivencia choca con el falso optimismo que se le impone a Matt Damon. Curiosa y a la vez predecible, el director juega con ese suspense narrativo de saber cómo se las ingeniará el "marciano", y en este cómo, Scott no defrauda. 

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